La paranoia narcisista. Una paranoia existencial
Por: Dr. Francisco Sosa
En el Seminario de “Narcisismo y Paranoia”, nos hemos encontrado muy interesados en el estudio de un concepto, de un trastorno, de un fenómeno caracterológico; o de una entidad nosológica diferente; cuyo estudio parte del libro titulado “Algunas consideraciones útiles para la investigación sobre paranoias” del Dr. Aramoni
Este seminario, este grupo de estudio acerca de un tema tan “definido, estudiado e identificado” como lo es la paranoia en primer plano y el narcisismo en segundo, nos ha resultado de gran interés debido a la idea propuesta por el doctor Aramoni acerca de unas evidentes e innegables características muy específicas y claramente comunes que podemos encontrar tanto en la Esquizofrenia de tipo Paranoide (F20.0x Tipo paranoide [295.30]), como en el (F60.0 Trastorno paranoide de la personalidad [301.0]) –ambas, entendiéndolas desde la descripción y el punto de vista psiquiátrico-; así como también, podemos encontrar estas características comunes y muy específicas en casos de Narcisismo, en alteraciones de la percepción del esquema corporal como lo ocurre en los trastornos alimenticios; así como también, en sociopatías, celotipias y megalomanía; entre otras tantas.
También hemos encontrado estas características comunes y específicas en ejemplos de personajes literarios, históricos, cinematográficos, casos clínicos, y en un sin fin de ejemplos cotidianos que podemos encontrar en prácticamente cualquier ámbito.
Entre los personajes “paranoicos” que hemos revisado, podemos destacar al gobernante de los persas Jerjes, con sus narcisistas, delirantes y paranoicos azotes, castigos, engrilletamiento e insultos al mar; al propio Narciso, cuya fascinación mítica, válgame decir narcisista, lo llevo a la muerte; o por ejemplo, el personaje literario de El licenciado Vidriera, de Cervantes; quien así como Otelo de Shackpeare; y el personaje Antonio de la película española Te doy mis ojos sufren de una profunda celotipia, injustificada desde la óptica de la realidad y por ende, totalmente paranoica y delirante. Otro ejemplo es el personaje Gabriel Lima, el padre de familia de la cinta El castillo de la pureza, quien vivía una vida fuertemente paranoica y paranoizante hacia su familia, respecto al mundo, a la sociedad, a la “plaga infestiva” de las ratas, a quienes manifiestamente odia y busca destruir por completo, así como a la libertad y a la posibilidad de su familia de tener contacto con el mundo exterior y real.
También podemos encontrar estas características en un importante número de casos clínicos; donde vemos a pacientes altamente funcionales en lo que a sus estudios, trabajo y a otros ámbitos sociales se refiere; pero que ciertamente, viven encadenados a una idea delirante y narcisista sin cumplir de ninguna manera los criterios que el DSM-IV y el CIE-10 marcan para el diagnóstico de los trastorno psiquiátricos antes mencionados. Esto lo podemos ver, por ejemplo, en los pacientes que desde la más tierna infancia han sido aleccionado, educados y tratados como príncipes o princesas, como seres superiores, de modo tal, que esto afecta fuertemente su estructura yoica, especialmente cuando este castillo delirante es derrumbado ante los embates de la rotunda y contundente realidad al enfrentarse a situaciones en las que en lugar de la aceptación casi reverente hacia esta persona, se encuentra con rechazo, critica y malos tratos debido a su altivez, y monárquica soberbia; lo cual, le implica un profundo dolor, ya que esto la confronta con otro mundo, con otra realidad completamente diferente a la vivida desde su nacimiento. Un ejemplo es el caso de una paciente, quien es la tercera hija por parte de su madre y la primogénita del padre, y por tanto su único amor y su “princesa”, única heredera del trono narcisista del padre en tanto rey, quien obligaba por distintos medios, a que la madre, y los primeros hijos de ésta, trataran a la paciente como a una princesa, cediendo siempre ante sus deseos; contando con derechos exclusivos y superiores a los de ellos, con juguetes superiores, con protección superior (ella era la única a la que la mamá no golpeaba, ni regañaba; a diferencia de la enérgica forma con que lo hacía con sus primeros dos hijos; ya que eso le hubiera generado importantes problemas con su esposo.
Esta vida, este sentido de vida, esta falsa y delirante alcurnia y poder monárquico, económico, social, y cultural; totalmente irreal, y opuesto a las condiciones económicas, sociales y culturales reales-verdaderas de la paciente, caerían dentro de una especie de paranoia, de una paranoia más bien narcisista; de algo que no es propiamente ni una esquizofrenia paranoide, ni un trastorno paranoide de la personalidad, ni un trastorno delirante –por que en cierta forma, los golpes de la realidad le hacen posible percibir y diferenciar lo real y lo no real de su situación económica, social y cultural-; sin embargo, la paciente no podía dejar de percibirse con esta sensación monárquica de princesa. Respecto al trastorno narcisista de la personalidad, si podemos encontrar aspectos que ciertamente presenta la paciente; sin embargo, el cuadro clínico de la paciente presenta también aspectos clínicos y dinámicos que van más allá de los descritos desde el punto de vista psiquiátrico respecto al trastorno narcisista de la personalidad.
Ahora bien, como hemos mencionado, esta característica, o características comunes, específicas y organizadas están íntimamente interrelacionadas con la substancia de la paranoia, del narcisismo, del delirio; y sin embargo no lo podemos reducir específicamente a ninguno de ellos.
Veamos, en el caso de la celotipia, donde la persona está muy segura acerca de la infidelidad y el engaño de su pareja, encuentra –gracias a su pensamiento delirante- las pruebas, las razones y hasta las intenciones del supuesto engaño; organizando y sosteniendo una ideación paranoica de este engaño, así como de las razones persecutorias, ruines y hostiles de la pareja para hacerlo; es decir, para dañarlo “a él”, precisamente “a él”.
En el caso de la anorexia, podemos apreciar una percepción errónea, desagradable, deplorable y por ende persecutoria del cuerpo; es decir, una imagen del esquema corporal representacional, edificante y visual, falsa, no real y por ende, delirante; narcisisticamente desagradable y desaprobatoria acerca de “su cuerpo – de ella”.
Por su parte, el sociópata encuentra las razones delirantes, narcisistas y paranoicas que justifican sus acciones violentas y destructivas y lo alejan de la culpa. Esto lo podemos encontrar en el fanatismo, el nacionalismo, el militarismo; así como en la violencia y la discriminación social, racial, clasista y sexista, entre otras, traduciéndose en delitos como la homofobia, la violencia hacia la mujer, los niños, y los ancianos, entre otros.
Ahora bien, resultaría de suma importancia poder mencionar algunas divergencias que existen entre la Paranoia Narcisista y los trastornos psiquiátricos antes mencionados.
Comencemos con la Esquizofrenia paranoide; la cual, para poder diagnosticarla, se debe empezar por cumplir los criterios de la esquizofrenia propiamente dicha, y en un segundo momento, los criterios del “tipo paranoide”. La esquizofrenia propiamente dicha difiere de la Paranoia-Narcisista en cuanto a las alucinaciones, el lenguaje desorganizado, el comportamiento catatónico o gravemente desorganizado y los síntomas negativos, como lo son el aplanamiento afectivo, la alogia o la abulia –y solo tienen en común a las ideas delirantes, aunque probablemente en un nivel menor. Por su parte, con el tipo paranoide, se tiene en común la preocupación por una o más ideas delirantes referentes a persecución, grandeza o ambas, aunque también pueden presentarse ideas delirantes con otra temática como por ejemplo celos, religiosidad o somatización; ideas que también se presenta en la Paranoia-Narcisista pero a un nivel significativamente menor y sin las alucinaciones auditivas frecuentes, ni las alteraciones importantes en el lenguaje, comportamiento y afectividad.
La Paranoia-narcisista resulta muy similar al tipo paranoide de la esquizofrenia (de eje I) y al de los trastorno de la personalidad (del eje II) en cuanto a la desconfianza, a la suspicacia y a las ideas delirantes o persistentes, así como también, a la forma en que las intenciones de los demás son interpretadas. Sin embargo, para hablar de Paranoia-narcisista debemos analizar, que definitivamente no se cumplan los criterios para la esquizofrenia ni para el trastorno de la personalidad; ya que como hemos dicho, la Paranoia-narcisista es algo muy similar a estos aspectos paranoides, pero definitivamente, sin ser, una esquizofrenia ni un trastorno de la personalidad.
Por su parte, el F60.8 Trastorno narcisista de la personalidad [301.81], es descrito en el DSM-IV (2002) como: “Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que empiezan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos contextos” lo que nos hace evidente la importancia de este aspecto, de este marcado y constante elemento narcisista en la Paranoia-Narcisista; la cual, como hemos estado revisando, tiene aspectos que también van más allá de este trastorno psiquiátrico de la personalidad.
De esta muy breve revisión, podemos concluir que estos trastornos “Psiquiátricos” son muy parecidos a la Paranoia-Narcisista; sin embargo, esta última presenta algunas características marcadamente diferentes y particulares que la diferencian de los trastornos anteriormente revisados en tanto al cumplimiento de los criterios, o a la intensidad, o a la duración, o al inicio, o a que sencillamente, las descripciones de estos trastornos no alcanzan a explicar ese “algo” común de la Paranoia-narcisista; ya que ésta, parece más bien pertenecer a una situación o a un campo de índole mas bien “existencial” y psicodinámico, que de índole psiquiátrico.
En el libro y en el seminario antes mencionado, se ha planteado la idea de que este tipo particular de Paranoia está ubicada en algún punto del espectro o del continuo entre el narcisismo y la paranoia “La paranoia es, en cierta forma, la cumbre del narcisismo, la cúspide del logro narcisista.” (Aramoni, 2010, p. 25).
Reflexionado acerca de esto, creo que puedo entender que cuando la persona con importantes rasgos narcisistas no está tan confrontada con la realidad frustrante, amenazante, contundente y abrumadora; y en tanto pueda manejar esta situación, esta persona continúa “estable”; sin embargo, cuando se ve enfrentada a la implacable fuerza de la realidad, y ésta se le impone a un nivel más allá del que las defensas narcisistas pueden manejar o contener, se pone en marcha el mecanismo de la proyección en un sentido que por definición es delirante, erróneo y fuera de la realidad, y que juega un papel central en la Paranoia-narcisista y en los síntomas de los que hemos estado hablado, como lo son la celotipia, las alteraciones somato-corporales, entre otras.
Para estudiar este mecanismo de proyección en la paranoia, revisemos lo que el Dr. Sigmund Freud, nos dice en su artículo “Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schreber)”:
“En la formación de síntoma de la paranoia es llamativo, sobre todo, aquel rasgo que merece el título de proyección. Una percepción interna es sofocada, y como sustituto de ella adviene a la conciencia su contenido, luego de experimentar cierta desfiguración, como una percepción de afuera. En el delirio de persecución, la desfiguración consiste en una mudanza de afecto; lo que estaba destinado a ser sentido adentro como amor es percibido como odio de afuera. Uno estaría tentado de postular este asombroso proceso como lo más sustantivo de la paranoia y absolutamente patognomónico de ella” (Freud, 1911. p. 61).
Freud afirma que junto con el estudio de la proyección, se estaría dando luz al mecanismo de la formación paranoica de síntoma en general.
Freud (1911) explica que el paranoico reconstruye su mundo y su realidad, de modo tal, que al menos pueda volver a vivir dentro de él. “Lo edifica de nuevo mediante el trabajo de su delirio. Lo que nosotros consideramos la producción patológica, la formación delirante, es, en realidad, el intento de restablecimiento, la reconstrucción.” (p. 65).
Revisemos cómo Freud explica el mecanismo de la proyección en un ejemplo clásico de paranoia, esto con la finalidad de que nos ayude a entender la dinámica que posiblemente pueda acaecer en la Paranoia-narcisista; esto, a través del estudio del mecanismo de proyección en los diferentes casos donde podemos encontrar aspecto paranoicos.
En este ejemplo de paranoia, Freud explica la defensa contra la homosexualidad a través de la proyección:
«Yo [un varón] lo amo [a un varón]»
A esta oración la contradice:
a. El delirio de persecución, proclamando en voz alta: «Yo no lo amo – pues yo lo odio».
En esta contradicción, Freud explica que en lo inconsciente no podría rezar de otro modo, ya que “no puede devenirle consciente al paranoico en esta forma, dando lugar al mecanismo de la formación de síntoma en la paranoia, exigiendo que la percepción interna, el sentimiento, sea sustituida por una percepción de afuera. Así, la frase «pues yo lo odio» se muda, a través del mecanismo de proyección, en: «El me odia (me persigue), lo cual le justificará para entonces odiarlo». De modo tal, que finalmente el sentimiento inconsciente que pulsiona aparece como consecuente de una percepción exterior: «Yo no lo amo – pues yo lo odio – porque ÉL ME PERSIGUE»” (Freud, 1911. p. 58).
Podemos entender que Freud nos explica que el carácter paranoico reside en que para defenderse de una cierta fantasía se reacciona, precisamente, con un delirio de persecución de esa misma clase.
Valdría la pena estudiar el mecanismo de proyección en los diferentes casos en los que podemos encontrar paranoia-narcisista (celotipia, fanatismos, trastornos de alimentación, etc.) ya que la proyección, es uno de los puntos importantes que nos pueden dar luz y profundidad en el estudio del cómo y el porqué, cuando algo no es tolerable para el narcisismo, este algo se proyecta hacia algún objeto externo, que, en tanto intolerable, puede tornarse perseguidor, de modo que ya estaríamos hablando de algo paranoico.
Recordemos que de acuerdo a Freud (1911) “la mayoría de los casos de paranoia muestran un poco de delirio de grandeza, y que este último puede constituir por sí solo una paranoia. De ahí inferiremos que en la paranoia la libido liberada se vuelca al yo, se aplica a la magnificación del yo.” […] “Así se vuelve a alcanzar el estadio del narcisismo, conocido por el desarrollo de la libido, estadio en el cual el yo propio era el único objeto sexual. En virtud de ese enunciado clínico supondremos que los paranoicos conllevan una fijación en el narcisismo, y declaramos que el retroceso desde la –patología en cuestión- hasta el narcisismo indica el monto de la regresión característica de la paranoia” (p. 67). Lo cual coincide con lo discutido en el Seminario.
Hipotetizando, tal vez podríamos pensar, que en el caso de la anorexia, lo que se proyecta hacia afuera, ese algo intolerable y posteriormente perseguidor, trata del esquema corporal interno, proyectado hacia afuera en una percepción deformada externa, es decir, una deformación perceptual del juicio heterocrítico, ya sea en personas, o en objetos como lo puede ser el espejo, o la bascula en este caso.
En su libro, el Dr. Aramoni (2010) nos explica que están transformando a los niños “en una especie de monstruo, que al mirar hacia todos lados ve enemigos potenciales, competidores dispuestos a dañarlo con el fin de no permitirle elegir. Debe defenderse de todos, contra todos; no debe disminuir la permanente atención a esa guerra constante para sobrevivir. Precisa la lucha a brazo partido en plano competitivo”. (p. 25). Esto, me parece una explicación etiológico-dinámica muy pertinente en el desarrollo de la Paranoia-narcisista.
En este mismo texto, más adelante, el Dr. Aramoni (2010) propone como solución a la paranoia que: “un individuo podría caer fácilmente en la paranoia si no intenta la salud, que aquí sería la madurez social de inteligencia, de implicación política, de objetividad, de capacidad de amar. Así podría salvarse de la paranoia un individuo con productividad” (p. 27) así mismo, junto con esto el Dr. sugiere que la forma socialista de pensar sugerido por Marx, Meister Eckhart y Fromm tiene propuestas racionales que podrían resultar útiles y adecuadas.
Finalmente, cabe mencionar, que a lo largo de los seminarios, hemos encontrado un par de importantes propuestas complementarias a las anteriores junto con la productividad; y estas son la fe y la confianza; hemos estudiado que si un paranoico logra tener fe y confianza en alguien, como lo puede ser su terapeuta, la persona podrá dar pasos importantes en el camino a superar su paranoia.
Bibliografía:
– American Psychiatric Association (2002). DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson
– Aramoni, A. (2010). Algunas consideraciones útiles para la investigación sobre paranoias. México: DEMAC.
– Cervantes, M. (1983). Novelas ejemplares. Madrid: Castalia.
– Freud. S (1911 [1910]) Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente. En: Obras completas. Volumen 12. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
– García, S. y González, E. (Productores) y Bollaín, I. (Director). (2003). Te doy mis ojos [Película]. España: Alta Producción.
– Ortíz, A. (Productor) y Ripstein, A. (Director). (1972). El castillo de la pureza [Película]. México: Estudios Churubusco.
– Shakespeare, W. (2003) Otelo. México: Grupo Editorial Tomo